¿PUEDE UN LIBRO, SALVAR UNA VIDA?
Definitivamente la respuesta a ambas preguntas es un «SÍ» rotundo.
No es la primera vez que me pasa. Soy bastante aficionado a relagar libros. Llevo años haciendo llegar ejemplares de una u otra temática a diferentes amigos, en dependencia de lo que creo que precisan en cada momento.
Alguien dijo alguna vez que un buen libro, en el momento adecuado, es la mejor medicina para la mente y para el alma. Y creo firmemente que así es.
Somos muchos los que, tras una lectura adecuada, aprendemos a ver las cosas de manera diferente; A sentir de manera distinta; A salir de situaciones complicadas en lo personal.
Eso es exactamente lo que nuevamente he podido observar con el libro EL SECRETO.
No importa aquí el contenido del mismo. Podría haber sido esta obra, o cualquier otra. El caso es que hoy me he encontrado con un buen amigo al que hacía más de un año que no veía. Mi amigo había perdido su empleo (la única fuente de ingresos de su hogar y su familia) y en cuanto me enteré, le hice llegar un ejemplar de esta obra. La cosa fue aún más laboriosa, pues mi buen amigo es Irlandés, y me preocupé de lograrle un ejemplar original del libro en lengua inglesa, consciente de que todos leemos mucho mejor en nuestro idioma natal, que si tenemos que esforzarnos en leer en otro idioma.
Yo sabía que mi amigo necesitaba ayuda y urgente. También sabía que en su estado de desesperación lógica, quizá rechararía la idea de ponerse a leer un simple libro… Como si no tuviera cosas más importantes en las que concentrarse.
Todo eso fue exactamente lo que me trasladó cuando me vió aparecer con mi regalo. Lo que no se esperaba era mi respuesta. Le dije que estaba completamente equivocado. Le comenté que no había nada más importante que pudiera hacer en ese momento de su vida que leer este libro. Le insté a que me hiciera caso, y que sacara un par de días para leerlo. No tenía nada que perder y siempre podría culparme a mi de su pérdida de tiempo. De manera que, sin mucha convicción en que me atendiera el consejo que le acababa de dar, le pasé el libro que había comprado directamente desde Estados Unidos para él y no volví a saber nada de él durante más de un año… Hasta hoy.
Esta mañana nos hemos encontrado por la calle cuando cada cual estaba haciendo distintos trámites. Nos hemos abrazado y me ha invitado a tomar un refresquito en un bar cercano.
Me comentó que nada más perder su empleo en hostelería (era el responsable de un importante Pub Irlandés en Sevilla) cayó en una profunda depresión bastante severa. No quería salir de la cama, estuvo semanas sin contestar el teléfono, descuidó por completo su higiene personal… El pack completo en estos casos de angustia absoluta. Todo se vió agravado por el hecho de que, tras 12 años de responsable en dicho bar, los propietarios de toda la cadena se negaban a pagarle el correspondiente finiquito. Es decir, que tenía más que justificaciones para caer en depresión. Toda su vida se había tambaleado, sus ingresos y los de su familia eran inexistentes y tenía una mujer y tres hijos que sacar adelante, además de una hipoteca, un coche y todo lo demás.
Entre dos zumos esta mañana, mi amigo continuó con su historia.
El caso es que me comentó que estando en esa fase autodestructiva, una día (bastante tiempo después de que yo le regalara EL SECRETO) decidió salir de la cama y coger el libro. Abatido, sin ganas y, desde luego, sin esperanza alguna, comenzó su lectura.
«El cambio se produjo», me confirmó mi buen amigo irlandés.
El libro le ayudó a salir poco a poco de su profunda depresión. Los jefes se avinieron al poco tiempo a pagarle completamente el finiquito que le adeudaban y con el dinero, no sólo pagó algunas deudas sino que se pudo hacer con el traspaso de un buen negocio. Otro bar del que ahora él y su mujer serían los propietarios.
Al bar lo han llamado El Secreto.
Llevan un año explotando su nuevo negocio, y ahora están preparando lanzar un órdago al propietario del local en el que está el negocio: Se lo quieren comprar.
Toda la familia está trabajando en el negocio. La mujer, una cuñada, un hijo mayor y él mismo.
Ni rastro de la depresión, una economía rehecha desde la nada y un negocio floreciente.
¿Puede un libro convertirse en la diferencia de toda una vida y la de un hogar completo?
Yo diría que sí.
No importa el libro, siempre que sea el que alguien necesita leer en un determinado momento de dificultad.
Esa es la fuerza de un libro… y desde luego, la fuerza de un amigo que ayuda a otro con la mejor medicina: UN BUEN LIBRO.
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