EL PODER DE LO SIMPLE

EL PODER DE LO SIMPLEEste boletín va encaminado a todos los que a diario trabajan con mil asuntos al mismo tiempo. Trabajo, casa, familia, gestiones, asuntos pendientes… En fin, lo que padecemos todos a diario.

Hace tiempo que vengo estudiando el poder de lo simple y el impacto que puede tener en nuestro devenir cotidiano. La vida actual nos acosa con multiplicidad de asuntos, todos ellos a su vez, complejos y compuestos de muchas capas. Detengámonos un momento y analicemos algunos aspectos:

– En lo que a nosotros respecta (olvidándonos por un instante de cada cuestión concreta) ¿Nos hacemos la vida más sencilla a cada paso, o nos la complicamos exponencialmente?; ¿Tendemos a buscar la simplicidad en las gestiones que realizamos o damos dos pasesos y varios pasos intermedios para lograr un determinado objetivo?; ¿Pensamos y vemos las cosas en su simplicidad máxima, o vamos por ahí acometiendo proyectos y cosas sin detenernos a pensar si lo que vamos a hacer es lo más inteligente o, sencillamente, lo que toca?

Descartes, en su Discurso sobre el Método (que todo el mundo conoce como el Método Cartesíano, sin saber la mitad de la gente de qué está hablando, por supuesto) comenta lo siguiente:

»  Todo problema de grandes proporciones puede ser descompuesto en pequeños paquetes menores, más fáciles de manejar y que, resueltos uno a uno, terminan por resolver el problema mayor que componen».

Es difícil dar una mejor definición de la simplicidad.

Lo simple no es sólo lo que carece de complejidad. Es que la complejidad misma se compone de muchos y pequeños factores menores que son bastante más simples que el problema completo que tratamos de solventar.

Podemos descomponer en pequeñas piezas cada asunto que nos preocupa. Tratando de hacer sólo una cosa en cada momento, para dividir lo difícil en algo más llevadero y que termine por ser solucionado.

Baltasar Gracián, en su Manual del buen hacer, incluye la siguiente cita que merece reflexión:

»  Haz lo fácil como si fuera difícil y lo difícil como si fuera fácil».

Traducido al lenguaje normal de las personas del siglo XXI (los homus digitalis) viene a decir que emprendamos las complejidades de la vida como si fueran sencillas. Empecemos a hacerlas, simplemente, divididas en partes menores y sin auotocrítica destructiva, sin ansiedad ni prisas. Sabedores de que si buscamos la simplicidad podemos acabar con el asunto que nos agobia, siempre que renunciemos a enfrentarnos a ello de golpe y en su totalidad.

Así mismo, hagamos lo fácil como si fuera difícil. Es decir, busquemos la tranquilidad y el esmero hasta en las cosas sencillas. Para disfrutar de ellas.

Tengámole menos respeto y miedo a lo difícil de la vida, y pongamos un poco más de aprecio en todo lo simple. En esas pequeñas cosas que a diario nos suceden y que por ser sencillas, gratuitas o cotidianas, damos por hecho que siempre estarán ahí.

Si importante es poder dividir un asunto complicado en sus partes menores para poderlo manejar y controlarlo. ¿Qué me dices del poder que hay en lo sencillo y cotidiano?. Piensa en lo siguiente:

»  Esta mañana como cualquier otra, tras despertarme, me he duchado, he desayunado en una cafetería a la que suelo ir cada día de camino al trabajo y después he comenzado mi jornada laboral. Como hago cada día.»

Leído de una manera superficial parece el esquema monótono que cualquier individuo puede seguir cada jornada. Nada de relevante en ninguno de los anteriores aspectos ¿verdad?. Todos podemos hacerlo y a buen seguro es algo parecido a lo que hacéis cualquiera de vosotros cada mañana.

Bien, desde un punto de vista de la simplicidad, me gustaría que bajaras un segundo tu ritmo mental y apreciaras lo siguiente:

– Si te has levantado esta mañana, aunque parezca dramático, ya tienes más suerte que mucha gente. Créeme.

– Para darnos una simple ducha matutina, necesitamos tener un hogar, primero, y agua caliente a nuestra disposición después. Esto, automáticamente nos coloca entre los privilegiados de este mundo que tienen hogar u agua a su disposición. Si además sale calentita de nuestro monomando… Chico, eres rico… Hay unos 2.000 millones de personas en este planeta que ya no llegan a eso. Y acabamos de comenzar la jornada…

– Seguidamente hemos ido a nuestra cafetería de referencia a desayunar. Al margen de que para ir a una cafetería hay que disponer de algo de dinero, el hecho de poder desayunar cada mañana y hacerlo fuera de casa, también te coloca por delante de otros 1.000 millones de personas que cuando se acuestan por la noche no saben si comerán al día siguiente.

– Por útlimo, nos hemos encaminado a nuestro puesto de trabajo. No hace falta ser un genio que, incluso para tener un mal día en el trabajo, hace falta primero tener un empleo. Si lo tienes, créeme… El resto no importa. O se lo puedes discutir a los más de 4.000.000 de personas en paro que tiene sólo este país en el que vives.

BUSQUEMOS UN POCO DE MÁS SIMPLICIDAD EN NUESTRA VIDA. HAGAMOS LO COMPLEJO COMO SI FUERA FÁCIL Y APRECIEMOS UN POQUITO MÁS TODAS ESAS COSAS QUE CREEMOS TENEMOS COMO POR ARTE DE MAGIA Y QUE, COMO SIEMPRE ESTUVIERON AHÍ, LLEGAMOS A CREER QUE TODO EL MUNDO LAS DISFRUTA. No es así. No todo el mundo las tiene.

Un abrazo a todos.

Seamos un poquito más simples.


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